Tras la firma de los Acuerdos de París EEUU necesitó un nuevo escarmiento

Por Ángel Miguel Bastidas (diplomático y periodista venezolano)


El tránsito vietnamita hacia la independencia, la soberanía, la unidad e integridad territorial, debió pasar por dramáticos episodios históricos, como la Revolución de agosto (1945), la declaración de la Independencia de la República Democrática de Vietnam (1945), la derrota de los franceses en Dien Bien Phu (1954), la Ofensiva del Tet (1968), Dien Bien Phu bajo el cielo (1972) y finalmente la Campaña Ho Chi Minh, que concretó el reencuentro del Lejano Sur.

El certero golpe contra el colonialismo francés en la altiplanicie de Dien Bien lo fue también para quienes manejaron los hilos de la agresión militar a fuerzas de miles de millones de dólares, sin los cuales los acólitos del general Henri Navarre no se hubiesen metido en el sartén de noroeste vietnamita.

A la vista están los testimoniales hecho chatarras (Made in USA), en el propio escenario de los acontecimientos o en los museos, que recuerdan el inmenso equipamiento militar enviado por EEUU y los 2 mil 600 millones de dólares que aportó el Gobierno de Dwight Eisenhower para ayudar a masacrar a un pueblo que sólo exigía a Francia la independencia.

Ese fantasma que aun asusta a los franceses, acompañó también a los aventureros norteamericanos en Vietnam; si Dien Bien Phu del 54 condujo a la firma de los Acuerdos de Ginebra (julio 1954), la derrota de Dien Bien Phu del 72 abrió las puertas de los Acuerdos de París (enero del 73).

Dicen en Vietnam que a partir de 1954, Dien Bien Phu se convirtió en un sinónimo francés de derrota, de fracaso. El mismo vocablo podría agregarse al inglés en relación con los guerreristas americanos, vencidos en la tierra, en el cielo vietnamita y en la mesa de negociaciones.

Los Acuerdos de París

Por supuesto, que EEUU no hizo suya la derrota en el noroeste, a pesar de haber invertido millonarios recursos en la incursión, de tal manera que se lanzaron a la aventura de otro Dien Bien Phu fantasmal, apuntalado por las Nubes negras, los famosos B-52 que finalmente explotaron sobre el cielo hanoyense cual fuegos artificiales de Chuc mung tet tay (Feliz Año Nuevo).

Los 34 gigantes voladores derribados resultaron suficientes para que Richard Nixon y Henry Kissinger recordaran que en París existía una mesa de negociaciones donde los esperaba Le Duc Tho y Nguyen Thi Binh (en la foto firmando el documento) para oficializar el nuevo fracaso del imperio en la milenaria Indochina.

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Kinssiger estaba seguro que el 27 de enero de 1973 encontraría de nuevo en la mesa el artículo uno (1) de los Acuerdos de Ginebra, con apenas un cambio: en lugar de Francia diría Estados Unidos.

CAPÍTULO I

Derechos nacionales fundamentales del pueblo vietnamita.

Art. 1. Los Estados Unidos y todos los otros países respetarán la independencia, soberanía, unidad e integridad territorial de Vietnam, como se reconoció en los Acuerdos de Ginebra sobre Vietnam en 1954.

Un escarmiento tras la firma

A pesar de la firma de los acuerdos de la capital francesa, la dirección del Frente Nacional de Liberación (FNL) se mantuvo alerta porque la contraparte en la Mesa de París venía de ignorar y violar sistemáticamente los Acuerdos de Ginebra, en su empeño de continuar el asedio contra el pueblo vietnamita tras el rotundo fracaso de los colonialistas franceses, apoyados por los mismos estadounidenses.

EEUU retiró sus tropas, como lo exigía el artículo 15, pero ignorando otros contenidos del mismo texto al mantener en suelo vietnamita cientos de asesores, además de seguir manipulando a los gobernantes de Vietnam del Sur.

Art. 15. La reunificación de Vietnam será realizada paso a paso a través de métodos pacíficos y sobre la base de las discusiones y acuerdos entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur, sin coacciones o anexiones de ninguna parte, y sin intervención extranjera. El tiempo para la reunificación será acordado por Vietnam del Norte y Vietnam del Sur (…).

Pero la realidad fue que EEUU intensificó su apoyo a los diversos gobiernos impuestos por ellos de acuerdo con sus intereses militares, luego de la firma de París. Esta vez convirtieron al ejército del Sur en uno de los mejores equipados del mundo.

El régimen de Nguyen Van Thieu recibió 2.670 millones de dólares, 700 aviones, 500 piezas de artillería, 400 tanques y blindados, y dos millones de toneladas de municiones, suficiente fuerza para que el gobierno lacayo iniciará una ofensiva más allá del Paralelo 17, con lo cual violaban los Acuerdos de París.

Las fuerzas revolucionarias, que en un momento fueron sorprendidas por los ataques, rápidamente tomaron la iniciativa, mientras que el XXI Pleno del Partido Comunista trazaba una nueva línea: La violencia es la vía necesaria para la revolución en Vietnam del Sur. En cualquier circunstancia, debemos aprovechar firmemente las oportunidades y mantener la estrategia de la ofensiva”.

La intervención yanqui despejó toda duda, cuando en su desespero ante el nuevo fracaso, envió al general Waywell para que asumiera el mando de las fuerzas títeres del Sur, en un momento que la suerte estaba echada a favor de la causa liberadora, incontenible en su camino hacia Saigón, donde finalmente ondeó la bandera de la reunificación y el triunfo de un Vietnam independiente, como estaba escrito los acuerdos de Ginebra y París.

Tras la firma de París, los generales de Nixon necesitaron un escarmiento de dos años, para que entendieran definitivamente, que habían fracasado con los franceses en las tierras del norte vietnamita (1954), bajo el cielo de Hanoi (1972), en la Mesa de Negociaciones (1973) y finalmente, en su intento de crear una especie de Surcorea, más allá del paralelo 17. 

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