Los pies vietnamitas

Por Armando Reyes (periodista cubano)

 

   La diferencia entre los pies vietnamitas y los del resto del mundo occidental estriba en la reverencia que los del país asiático ofrecen a sus extremidades inferiores.

   Si en Occidente se utiliza calzado cómodo (por regla general, chancletas o chinelas) para ir al trabajo y luego hay un cambio por otro más elegante en el centro laboral, en Vietnam es a la inversa, el de vestir en la calle y el confortable en la oficina.

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Durante el horario laboral, las mujeres vietnamitas prefieren
sustituir los zapatos de tacón por un calzado más cómodo 


   Los habitantes de esta nación indochina toman muy en cuenta esas partes finales del cuerpo, a las que, en público, masajean y acarician cada vez se le da la oportunidad.

   Esa costumbre no es habitual entre los que procedemos del mundo occidental e incluso esperamos por momentos más privados para ejecutar “esa tarea”.

   Tal vez influyó en ese hábito vietnamita o asiático, el sentarse sobre una estera en el piso, de manera que los pies pasan a un primer plano y en esa postura es muy común ver a una persona acariciárselos.

   Cuando un adulto mayor se sienta en un sofá o una butaca común, casi de inmediato se libera del calzado, chancletas o chinelas, por regla general, sube sus extremidades e inicia el cariñoso e íntimo masaje.

   La explicación de esta costumbre, de la que no están exentos los más jóvenes, pudiera encontrarse en la alta humedad del clima, pues los antiguos vietnamitas descubrieron que unas simples chinelas resistían mucho mayor tiempo que otros y también de lo necesario de cuidar y venerar tan importante parte del cuerpo. 

   Otra razón podría derivarse de los requerimientos de los campesinos y campesinas para sus labores, pues con mucha frecuencia se introducen en los diques de arroz con vistas a preparar el terreno, sembrarlo, desyerbarlo y, por último, recolectar las espigas, y por supuesto, la mejor opción son las chinelas o chancletas.


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Cuidar los pies es cuidar la salud

   A los vietnamitas les ha llegado ese hábito desde épocas muy lejanas, por lo que un contemporáneo no encuentra respuesta exacta y convincente para explicar el motivo de esa tradición.  

   El uso de esteras para dormir; comer en la posición de sentado con la familia o conversar alrededor de un recipiente de té, ha influido también en el desenfado con que se muestran los pies en el entorno social, a diferencia de Occidente.

   A fin de preservar alfombras y sus pisos pulidos, los inquilinos y los visitantes abandonan el calzado a la entrada de las casas, de ahí que también el cuidado de la base del cuerpo sea casi obligatorio, porque con frecuencia se exhibe en público.

   Con los progresos económicos de las últimas décadas proporcionados por la renovación o Doi Moi, la costumbre comenzó a transformarse, merced a una impresionante oferta, y es así que los jóvenes se inclinan por las modernas y llamativas zapatillas deportivas u otras modas menos arraigadas a lo tradicional.

   Empero, notables segmentos de la población persisten en las chancletas, en especial las confeccionadas con materiales impermeables y resistentes al uso cotidiano.

   Es mucho más evidente ese predominio en las zonas rurales, donde reside 70 por ciento de los casi 90 millones de vietnamitas, en tanto en las grandes ciudades se han popularizado hábitos importados del mundo occidental.

   La tradición de los vietnamitas de descalzarse o estar sin zapatos en público contiene una significación muy diferente a la de otras regiones del llamado Tercer Mundo, donde esa falta se relaciona con la pobreza.

   En Occidente, el calzado implica posición social, pero en Vietnam se trata de una manifestación más cercana a su idiosincrasia que pudiera concentrarse en la siguiente máxima: no cuidar la base implica debilidad en la infraestructura.

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