Foto de Ilustración: Reuters

En el comunicado, Beijing defendió que tiene derecho a implementar medidas de respuesta. Estos acontecimientos afectan negativamente los esfuerzos bilaterales para reactivar el diálogo de alto nivel entre Estados Unidos y China, que se ha estancado desde principios de este año.

La orden de Biden busca frenar el avance del gigante asiático en tres sectores estratégicos en los que ha logrado importantes avances en los últimos años, es decir, en inteligencia artificial (IA), semiconductores y computación cuántica.

En una carta al Congreso declaró una emergencia nacional en respuesta a la amenaza de naciones como China debido a su desarrollo de capacidades militares, de inteligencia, vigilancia y cibernéticas. En consecuencia, Washington no quiere que la capital estadounidense financie la modernización del ejército chino y pueda ser una amenaza para ellos.

La nueva orden es una de las acciones más importantes tomadas por Biden para restringir las inversiones de Estados Unidos en el país asiático.

Sin embargo, la Casa Blanca enfatizó que, aunque está compitiendo con Beijing en muchos frentes, no busca el conflicto o la confrontación, sino que intenta manejar la competencia de manera responsable y quiere cooperar con China para responder a los desafíos globales como el cambio climático, la seguridad sanitaria, energética y alimentaria.

Según analistas, la medida de Washington aumentará sin duda la tensión para los vínculos bilaterales. Dichas discrepancias ya se venían agravando anteriormente a partir de una serie de desacuerdos en los asuntos de Taiwán (China), el conflicto en Ucrania, la inteligencia y el control tecnológico.